miércoles, 12 de junio de 2013

Una propuesta incómoda...

En todo el debate sobre la despenalización del aborto sigue existiendo un elemento que no se menciona, que no lo escucho y que en mi opinión todos tenemos miedo de tocar: el espinoso asuntito de la responsabilidad sexual, el cual, en mi opinión, se encuentra en el mismo núcleo de la discusión.
Cuando se debate sobre el aborto, se habla de consecuencias directas del acto sexual, así que uno creería que lo más lógico es que se debatiera acerca de cuán responsables estamos siendo a la hora de manejar nuestra sexualidad y que clase de orientación sexual le estamos dando a las nuevas generaciones. Justamente ese es el tema que no escucho... en ningún lado. Y eso me incomoda, porque evidencia una ausencia absoluta de discusión seria sobre el tema. Me lleva a preguntarme si realmente tenemos alguna intención seria de discutirlo o si solo queremos que alguien se encargue del tema, tome una decisión y nos deje seguir viviendo nuestras vidas, anestesiados del abanico de dramas y tragedias humanas que se arremolina alrededor del mismo, porque Papá Estado ya se encargó de pensar y decidir por nosotros.
No me malinterpreten, soy muy consciente que la legislación anterior no solo no solucionaba nada sino que mantenía el tema entre bambalinas, escondiendo ese mismo abanico de dramas de nuestra vista bajo el manto de una "sociedad decente".
Mi planteo es que no solo "nos debemos" un debate, necesitamos debatir, necesitamos ver el tema a los ojos porque seguimos tratándolo como si fuera el problema de alguien más, como si quienes se enfrentan a la decisión del aborto fueran las hijas y las mujeres de los demás. De hecho, creo que es por esa forma de pensar de que "este problema no es mío, así que alguien más se encargue de el, yo no quiero pensar".
No apruebo el aborto, pero soy consciente de que tampoco podemos permitir que las mujeres mueran de esa manera, que deben tener alguna clase de apoyo y guía a la hora de tomar esa decisión. Desde ese punto de vista es mejor que sigamos con la ley actual.
Pero aún así yo voy a votar porque quiero forzar al uruguayo a pensar, sacarnos de nuestro estupor individualista y ver las cosas desde los zapatos del otro, aquel que no podemos ni queremos ser. Quiero que discutamos y llegamos a una decisión por discusión e intercambio de ideas y creo que es lo mejor que les puede pasar a quienes apoyan esta ley, pues tienen la oportunidad de hacer que la gente piense sobre la realidad horrible que es el aborto y por lo tanto piense cómo evitarlos, y no solo sacuda la cabeza.
Voy a votar para que pensemos de una jodida vez en el tema, porque no tengo la más mínima de las intenciones de dejar a Papá Estado tomar mis decisiones por mi y estoy dispuesto a obligar a los demás a hacer lo mismo y tomar una decisión por nosotros mismos.
Después, si quieren, sigan con la masturbación mental a la que estamos acostumbrados.