sábado, 14 de junio de 2014

Electrón: un proyecto para diseñar una imagen para Magallanes del Plan Ceibal

Obviamente no tengo suficientes complicaciones, de otra manera no estaría planteandome esta idea.
Desde hace varios años uso GNU/Linux (lease Ubuntu, pero también he usado Debian y Arch) sin mayores contratiempos, no le tengo miedo a la terminal ni a instalar y desinstalar el sistema cuántas veces sea necesario, pero tengo muy claro que para la mayor parte de mis colegas docentes, el usar Ubuntu es más parecido a un castigo debido a las notables diferencias que tiene con Windows. Aparte de los diferentes inconvenientes a los que se enfrentan muy a menudo debido a esas diferencias, tambieén están las dificultades que provienen del hecho de que la mayoría están ejecutando software terriblemente viejo: Ubuntu 10.04, Gnome 2.x, Firefox 3.x, etc (este problema parece haber sido solucionado en parte por la nueva imagen publicada recientemente por el Plan Ceibal, porque Ubuntu 12.04 no es, precismante, el último bollo que salió del horno, aunque anda muy bien en las Magallanes).
Otro problema paralelo es la gran cantidad de software potencialmente inutil que trae preinstalado la imágen del Plan Ceibal. Digo potencialmente porque, por ejemplo:

  • Sugar probablemente solo me sirve si mis alumnos son de primaria.
  • Surfer solo es de alguna utilidad para los profesores de matemáticas
  • Scratch solo tiene sentido para profesores de informática y quizás de matemáticas
  • VMPK es genial para Música y actividades afines, pero para lo demás no tiene gran utilidad
  • etc.
O sea, es software que algunos necesitan, otros no, y la realidad es que muchos docentes no saben desinstalar un programa en Windows así que no tienen ni la más pálida idea de cómo desinstalar un programa en Ubuntu.
Así que desde hace un tiempo vengo preguntándome cómo podría yo colaborar y así dejar de ser otro más de los que se quejan, y tras un experimento muy positivo instalando Arch Linux, decidí que seguramente yo podría hacer lo mismo con otra distribución. Arch no podía ser, por mucho que me pese, debido a que el programa Intel Theft Deterrent Agent esta diseñado para ser usado en derivados de Debian y re-empaquetarlo para Arch me dió unos resultados un tanto dudosos. No quiero usar Ubuntu, porque, a pesar de lo mucho que lo aprecio, carga con demasiado software al santo botón, y Unity es muy lento en las Magallanes. Necesitaba algo que se instalara con lo menos posible y que me permitiera agregar software desde ahí y que además fuera compatible con el Intel TDA. La respuesta más directa que se me ocurre, entonces es Debian. Y entonces tuve la idea de que bien podría crear una imagen semejante a las proporcionadas por el Plan Ceibal, no con el afán de reemplazar, sino de proporcionar alternativas en el más puro espíritu del Software Libre, una imagen que le facilitara al docente la tarea de seleccionar el software que quiere instalado en su Magallanes.
De eso trata este pequeño proyecto: de diseñar y ofrecer una alternativa. 
Espero tener pronta una versión beta en pocos días y que mis colegas, los que se animen, puedan ponerla a prueba y dar ideas para mejorarla.
¡Nos vemos con novedades pronto!

martes, 10 de junio de 2014

"Loco, un poco nada más..."

Hacía tiempo que no tenía la dicha de ser tratado de loco, o de mal de la cabeza que viene a ser lo mismo, y hoy tuve esa dicha.
Y es para tomar nota, porque, al parecer, y dadas las circunstancias en las que recibí el apelativo, para ser loco hoy en día basta con reunir estas características:

  • Ser crítico y cuestionador
  • Gustar del debate argumentativo
  • Ser frontal con las ideas
  • Analizar las ideas de propios y ajenos como quien analiza software: buscando fallas y omisiones
  • Considerar al gobierno mi empleado y no mi lider
Parece que acá en el paisito uno no puede usar guiones propios y debe plegarse a discursos ajenos, porque el acto político parece reducirse a votar, a levantar una banderita en un acto desabrido y seguir como oveja al sobrino de alguien. Lo siento pero no, no me creo ese cantar, no soporto eso, creo y apoyo la multiplicidad de ideas y puntos de vista y lo considero una ventaja comparativa.
Tengo amigos cristianos, agnósticos, ateos y umbandistas, frentistas, blancos, colorados e independientes, bolsos, manyas, de Danubio y de Defensor, rockeros, folcloristas, cumbieros y románticos, técnicos, principiantes, profesionales y no iniciados, carnivoros, omnivoros y vegetarianos, etc. Con ninguno coincido al 100%, pero con todos ellos debato, con todos ellos argumento, y gracias a eso de todos ellos aprendo. Y gracias a ese aprendizaje he llegado mucho más lejos que lo que yo esperaba. Pero en Uruguay le tenemos miedo al debate, y no solo al debate político, al debate en general.

Creo que se debe a que realmente no estamos seguros de lo que creemos, de las ideas que apoyamos, me atrevo a decir que no estamos seguros de nosotros mismos, y en parte se puede justificar. Después de todo somos hijos de una sociedad que sistemáticamente defrauda nuestros ideales, que en vez de empujarnos a la excelencia, festeja con fuegos artificiales el patetismo y la mediocridad, que celebra al vivo y humilla al honesto, al sincero, al idealista. En semejantes circunstancias es muy fácil perder el ánimo, la fe y la esperanza, si lo sabré yo que repetidas veces he remendado mis ideales con parches de realismo. Pero esto solo es una justificación parcial.

¿En qué ideales creemos? ¿marxismo, socialismo, cristianismo, neoliberalismo, comunismo, anarquismo, imperialismo, umbandismo, islamismo, consumismo, egoismo, centralismo, politeismo, queseyoismo? ¿en qué? si creemos en esos ideales, entonces deberíamos estar dispuestos a ponerlos en la mesa de debates, de decir con voz firme "creo en esto, me parece el mejor camino, y me parece así por estos motivos". Acaso nuestros argumentos fallen, sean rechazados, sean refutados, pero si no los expresamos puede pasar algo peor: que nuestros ideales sean ignorados. Además, quien piensa que el debate es una lucha de ideas nunca ha debatido, el debate es la forja de ideas, es donde las ideas son puestas bajo el fuego y el martillo del cuestionamiento, donde se desechan los conceptos inútiles y queda el núcleo candente expuesto para tomar formas nuevas e inesperadas. En el debate las ideas evolucionan, no solo en la mente de quienes debaten, en las mentes de quienes los escuchan. Porque la idea y el ideal son el comienzo, no el fin de todo esto, son el sustrato de donde partimos para definir la puesta en práctica. Las ideas, por si mismas son inútiles, letra muerta, pero en acción son poderosas y cuando ideas diferentes que apuntan a un mismo fin se combinan para crear algo nuevo, las ideas son revolucionarias, desestabilizadoras.

Así que a mi interlocutor que me llamó loco le digo: seguiré siendo loco por más tiempo, perfeccionando y refinando mis ideas, poniéndolas a trabajar para crear soluciones, yo seguiré cuestionando aunque a ti no te guste, es más, voy a cuestionar porque a ti no te gusta, porque a ti no te da el valor para hacerlo. Voy a soplar el débil castillo de naipes de tus ideales con mis argumentos, porque sé que lo que quede en pié, solo eso te será útil para construir algo nuevo. Lo demás es puro adorno, y en las ideas, los adornos estorban.