martes, 10 de junio de 2014

"Loco, un poco nada más..."

Hacía tiempo que no tenía la dicha de ser tratado de loco, o de mal de la cabeza que viene a ser lo mismo, y hoy tuve esa dicha.
Y es para tomar nota, porque, al parecer, y dadas las circunstancias en las que recibí el apelativo, para ser loco hoy en día basta con reunir estas características:

  • Ser crítico y cuestionador
  • Gustar del debate argumentativo
  • Ser frontal con las ideas
  • Analizar las ideas de propios y ajenos como quien analiza software: buscando fallas y omisiones
  • Considerar al gobierno mi empleado y no mi lider
Parece que acá en el paisito uno no puede usar guiones propios y debe plegarse a discursos ajenos, porque el acto político parece reducirse a votar, a levantar una banderita en un acto desabrido y seguir como oveja al sobrino de alguien. Lo siento pero no, no me creo ese cantar, no soporto eso, creo y apoyo la multiplicidad de ideas y puntos de vista y lo considero una ventaja comparativa.
Tengo amigos cristianos, agnósticos, ateos y umbandistas, frentistas, blancos, colorados e independientes, bolsos, manyas, de Danubio y de Defensor, rockeros, folcloristas, cumbieros y románticos, técnicos, principiantes, profesionales y no iniciados, carnivoros, omnivoros y vegetarianos, etc. Con ninguno coincido al 100%, pero con todos ellos debato, con todos ellos argumento, y gracias a eso de todos ellos aprendo. Y gracias a ese aprendizaje he llegado mucho más lejos que lo que yo esperaba. Pero en Uruguay le tenemos miedo al debate, y no solo al debate político, al debate en general.

Creo que se debe a que realmente no estamos seguros de lo que creemos, de las ideas que apoyamos, me atrevo a decir que no estamos seguros de nosotros mismos, y en parte se puede justificar. Después de todo somos hijos de una sociedad que sistemáticamente defrauda nuestros ideales, que en vez de empujarnos a la excelencia, festeja con fuegos artificiales el patetismo y la mediocridad, que celebra al vivo y humilla al honesto, al sincero, al idealista. En semejantes circunstancias es muy fácil perder el ánimo, la fe y la esperanza, si lo sabré yo que repetidas veces he remendado mis ideales con parches de realismo. Pero esto solo es una justificación parcial.

¿En qué ideales creemos? ¿marxismo, socialismo, cristianismo, neoliberalismo, comunismo, anarquismo, imperialismo, umbandismo, islamismo, consumismo, egoismo, centralismo, politeismo, queseyoismo? ¿en qué? si creemos en esos ideales, entonces deberíamos estar dispuestos a ponerlos en la mesa de debates, de decir con voz firme "creo en esto, me parece el mejor camino, y me parece así por estos motivos". Acaso nuestros argumentos fallen, sean rechazados, sean refutados, pero si no los expresamos puede pasar algo peor: que nuestros ideales sean ignorados. Además, quien piensa que el debate es una lucha de ideas nunca ha debatido, el debate es la forja de ideas, es donde las ideas son puestas bajo el fuego y el martillo del cuestionamiento, donde se desechan los conceptos inútiles y queda el núcleo candente expuesto para tomar formas nuevas e inesperadas. En el debate las ideas evolucionan, no solo en la mente de quienes debaten, en las mentes de quienes los escuchan. Porque la idea y el ideal son el comienzo, no el fin de todo esto, son el sustrato de donde partimos para definir la puesta en práctica. Las ideas, por si mismas son inútiles, letra muerta, pero en acción son poderosas y cuando ideas diferentes que apuntan a un mismo fin se combinan para crear algo nuevo, las ideas son revolucionarias, desestabilizadoras.

Así que a mi interlocutor que me llamó loco le digo: seguiré siendo loco por más tiempo, perfeccionando y refinando mis ideas, poniéndolas a trabajar para crear soluciones, yo seguiré cuestionando aunque a ti no te guste, es más, voy a cuestionar porque a ti no te gusta, porque a ti no te da el valor para hacerlo. Voy a soplar el débil castillo de naipes de tus ideales con mis argumentos, porque sé que lo que quede en pié, solo eso te será útil para construir algo nuevo. Lo demás es puro adorno, y en las ideas, los adornos estorban.

No hay comentarios:

Publicar un comentario